¿De Quién es El Crédito?

¿Ya le sucedió que trabajó arduamente en un proyecto y no recibió el reconocimiento que creía que merecía por el esfuerzo hecho? O peor, ¿después de una tarea importante, a otro recibiendo el reconocimiento?
Desear ser reconocido por el buen trabajo realizado es una reacción natural, pero no siempre recibimos la aprobación esperada. En tales ocasiones nos sentimos desanimados, pensando en para que tanto esfuerzo. Esa actitud puede abrigar amargura y envidia de los que recibieron el reconocimiento de lo que nos creíamos merecedores. La persistencia de tales pensamientos puede influir negativamente en nuestro desempeño en el futuro. Cierto líder sabio dijo: "Es fantástico lo que podemos realizar cuando no nos importa quien recibirá el reconocimiento."
Pero ¿a quién no le gustaría recibir el crédito por aquello que realizó? Es verdad a todos nos gusta ver nuestro trabajo reconocido, ya sea por un elogio hecho en particular, o por un simple ¡buen trabajo! Enviado por email o por una declaración pública durante una reunión. Frecuentemente, nuestro trabajo puede ser contaminado por un espíritu de competición, por el deseo de mostrar que somos mejores, más inteligentes y más exitosos que los otros. Competimos visando el loor y si perdemos nos enfrascamos en el desánimo.
Conocí a líderes que evitaban la exposición pública. Trabajaban atrás del palco para asegurar el éxito de reuniones importantes, cuidando de todo con anticipación y de los detalles, desde la llegada de los participantes hasta el final del evento. Jamás buscaban crédito por su trabajo. El éxito de las reuniones era su satisfacción.
¿Cómo podía hacerlo? ¿Cómo eran capaces de trabajar en una virtual oscuridad, mientras que otros desempeñaban los papeles visibles, exponiéndose al público y recibiendo aplausos? Simple: ellos realizaban su trabajo para una "platea de solo una persona". Se veían a sí mismos como siervos, ansioso para servir y no para ser servidos. Comprendían que sus habilidades y las oportunidades para colocarlas en práctica eran un don de Dios. Y cumplían sus papeles con humildad y en gratitud a Él.
Servir en vez de ser servido. Hablando sobre Su misión Jesús dijo: "Porque el hijo del hombre tampoco vino para ser servido, mas para servir, y dar su vida en rescate por muchos" (Marcos 10:45). Si alguien podría exigir ser servido, ese alguien era Jesús, pero al contrario, Él escogió servir.
Encarar los papeles con humildad. Escribiendo a los seguidores de Cristo en la ciudad de Corinto, Pablo clasificó como irrelevante la discusión sobre si deberían considerar a él o a Apolos como líder principal: "Yo planté, Apolos regó; mas Dios ha dado el crecimiento. Así que, ni el que planta es algo, ni el que riega; sino Dios, que da el crecimiento"(1 Corintios 3:6-7).

Nota del Pastor Jesús Yemes
Centro Cristiano, 9 de Julio 230

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